RASGOS
DE NUESTRA ESPIRITUALIDAD DE LOS SS.CC.
Introducción
Toda
espiritualidad, que tenga un alcance tan amplio como la que se inspira
en el Corazón de Jesús o en el de María, así como la que recibe su
vigor de ambos, en la práctica admite diversas interpretaciones y
matices. En efecto, cuando hablamos del Corazón de Jesús, por ejemplo,
en último término nos referimos a su persona considerándola desde el
ángulo del amor. Ahora
bien, en este amor podemos subrayar la misericordia, la gratuidad, la
universalidad, etc. Pero también podemos contemplarlo como amor no
correspondido y de ahí vino la reparación, tan característica de
algunas expresiones de la devoción al Sagrado Corazón. Habrá quien
prefiera recalcar el carácter divino de este amor, cuya expresión más
palpable plasma en la presencia real de Jesús en la eucaristía. También
esta forma ha tenido y tiene su expresión en la adoración, etc. Otra
manifestación es la consagración, personal y colectiva y hasta se buscó
la de los estados. El P. Joaquim Rosselló i Ferrà aspiró a la
consagración del mundo entero a los SS. Corazones. No
dudamos que el P. Joaquim Rosselló conoció de una u otra manera algo
de estas formas, sobre todo a través de la línea predominante,
representada por la mística Santa Margarita Mª. de Alacoque
(1647-1690) monja de la Visitación de Paray-le-Monial (Borgoña). Una
de sus aportaciones fue promover la fiesta litúrgica del Corazón de
Jesús, tarea nada fácil, por razones de tipo teológico que no podemos
exponer aquí. Digamos que en Mallorca se consiguió el oficio litúrgico
a fines del s. XVIII y, con el papa Pío IX, el año 1856 la fiesta se
extendió a toda la iglesia católica. Digamos
que es en el s. XIX cuando esta devoción se popularizó. Y a ello
contribuyó notablemente, en Mallorca, la generación de presbíteros,
contemporánea del P. Joaquim Rosselló, como diremos. En
el mismo siglo surgieron incontables institutos religiosos que, de una u
otra forma, se remitían a los Sagrados Corazones. Destacan los
institutos que tienen un destino misionero o de beneficencia. Tengamos
presente que los hospitales y hasta las escuelas son originariamente
creaciones del cristianismo. En concreto, ni siquiera el estado liberal
del s. XIX tuvo recursos para responder a lo que suponía crear estas
instituciones, que hoy consideramos como imprescindibles. Por esto, unas
leyes a veces prohibían o coartaban estos institutos, y por otra parte
las favorecían y promovían. Nosotros vamos a describir brevemente cómo recibió esta devoción el P. Joaquim Rosselló i Ferrà y, por otra parte, observaremos que algunos de los desarrollos actuales le confieren un carácter más misionero y más comprometido con la suerte de la mayoría de la humanidad, es decir, con los que en la Congregación llamamos traspasados, como presencia del Traspasado, que tiene su corazón abierto.
1.-
La primera experiencia: el fuego de los Sagrados Corazones
Lo
primero que conocemos, a través de las Notas autobiográficas del P.
Joaquim, nos remite al “amor-fuego”, que brota de los SS. Corazones.
Ahí radica la primera experiencia del niño y adolescente Joaquim, que
le transmitió el jesuita madrileño, Hno. Gregorio Trigueros. De ahí
arranca la dimensión apostólica y misionera de la forma de entender la
devoción a los SS. Corazones. En tal orientación se aprovecha un texto
del evangelio, Lc 12,49: “Fuego he venido a prender en la tierra y ¿qué
quiero sino que arda?”. El texto no dice literalmente lo que entendió
el P. Joaquim y antes que él otros misioneros. Pero fue un recurso
extraordinariamente fecundo, para desarrollar el carácter misionero del
presbiterado, por ejemplo.
2.-
Eclesialidad de la devoción al Corazón de Jesús
La
vertiente eclesial y providencialista deriva de la experiencia de Sta.
Margarita Mª. de Alacoque. Ella captó que la devoción al Corazón de
Jesús era un don de Dios para los tiempos modernos. Vivía durante el
barroco, época en la cual en Francia comenzaron a manifestarse
costumbres más libres, mientras tímidamente se abría paso el libre
pensamiento y los reyes absolutos, en concreto Luis XIV, iban recortando
la influencia del papa. No
hallamos en los inicios del galicanismo francés, del regalismo español
y del josefinismo austro-húngaro. Todos coinciden en que, dentro de un
mundo organizado bajo el signo cristiano, es decir, dentro de la llamada
cristiandad, el rey se declara como el último responsable de sus
ciudadanos, lo cual incluye muy especialmente la religión cristiana.
Aquellas manifestaciones del poder real no podían darse en una sociedad
liberal. Con todo se caldeaba el ambiente para que ésta se abriera
paso. En
este ambiente, la interpretación que viene de Paray-le–Monial
destacan , por una parte un sentimiento de acorralamiento de la Iglesia
y, por ende, de Jesús. Pero, como contrapartida, el amor que prenderá
en los corazones de los devotos del Sagrado Corazón le resarcirá del
arrinconamiento a que se ve socialmente sometido. La Iglesia ganará en
un sentido más profundo de la fidelidad, que arraigará en sus
miembros.
3.-
El s. XIX, siglo de las revoluciones
Con
las revoluciones del s. XIX se impuso el paradigma liberal, aunque la
monarquía borbónica pretendió frenarlo. Los filósofos del fines del
s. XVII y del s. XVIII se impusieron a través del estilo de la sociedad
que se conoce como liberalismo. La religión pasa a ser cuestión
individual. No olvidemos que, en la monarquía hispánica fue más
importante lo que pasó en las Cortes de Cádiz y en la experimentación
truncada del régimen constitucional, que la misma invasión de Napoleón,
en 1808. Es
en este sentido en que el P. Fundador vivió una experiencia que
declaraba en quiebra la cristiandad. El poder papal y eclesiástico en
general debía desaparecer del orden público. Ni siquiera era aceptado
el poder decisivo de la Iglesia como religión única. Se abría paso
una época en la cual se introducía el pluralismo religioso. La
constitución de 1874 abrió la puerta a una cierta tolerancia
religiosa, aplicada a pequeños grupos de protestantes, en la mayoría
extranjeros, promotores de grandes obras públicas. Ferrocarriles, la
Albufera de Mallorca, etc. Las
críticas de los ilustrados influyeron en la promoción de una
religiosidad menos extrovertida i de tendencias individualistas. Por lo
cual, en estos tiempos, muchos católicos no mostrarían las formas del
fervor anterior del catolicismo del barroco, masivo, extrovertido,
espectacular, con expresiones sociales que vinculaban a las mismas
autoridades públicas. Según la teoría liberal el estado no debía
entrar en estas manifestaciones. Observemos que este estilo, a partir
del concilio Vaticano II (1962-1965) no es ya piedra de tropiezo para la
Iglesia, aunque últimamente hay intentos de restaurar el poder eclesiástico
sobre la sociedad civil. Durante
el s. XIX habían desaparecido muchos elementos que habían vertebrado
la Iglesia, tales como las órdenes religiosas, con sus escuelas, su
beneficencia, sus innumerables terceras órdenes, etc., de modo que los
católicos estaban desarticulados. Esta
es la frialdad que detectó el P. Fundador y, para salir de ella, lucho
toda su vida desde diversos frentes. Aquí nos fijamos sólo en uno de
estos aspectos: la síntesis propia para entender la devoción al Corazón
de Jesús.
4.-
Elementos de la mística medieval centroeuropea
El
espíritu contemplativo del P. Joaquim le llevó a entrar en contacto
con la mística medieval, posiblemente a través de las lecturas del
breviario, que eran más numerosas y largas que ahora. La mística germánica
le marcó, así como ciertas líneas de S. Buenaventura, etc., de modo
que en el epistolario y, sobre todo en los Piadosos
Ejercicios tiene expresiones atrevidas, para mostrar su anhelo de
identificarse con los SS. Corazones, de entrar en la llaga del Costado
de Cristo, etc.
5.-
La popularización de una devoción elitista y conventual
La
experiencia misionera, heredada del Hno. Trigueros, le hizo apóstol de
esta espiritualidad, de manera que en su tiempo, hasta en los primeros números
de El Mensajero del Corazón de
Jesús, en una crónica, que posiblemente fue escrita por Josep Mª.
Quadrado,[1]
militante de la Unidad Católica y periodista en Madrid y Mallorca, se
decía que el grupo de presbíteros jóvenes habían sacado esta devoción
de las que podríamos llamar aristocracias de la espiritualidad, es
decir, de los monasterios, para darle una dimensión popular. Pertenecen
a la generación de amigos del seminarista Joaquim que, por su ardor
misionero, fue llamado por ellos “el Luis de los tiempos modernos”.
6.-
Un presbiterio misionero, frente al presbiterio de beneficiados
Al
servicio del pueblo y de su revitalización espiritual debía estar el
presbiterio, renovado en su fervor ardiente. La falta de ministerio
pastoral de una buena parte del clero, que vivía de su beneficio, casos
en que el celibato no se vivía, alguno que otro de los presbíteros que
simpatizaba con las ideas liberales, etc. marcaban para el P. Joaquim un
grado de frialdad espiritual grave. Es evidente que no podemos poner en
el mismo plano todas aquellas deficiencias. Más aún, la simpatía con
el liberalismo no tenía nada malo; pero sí que era considerado dañino
por los papas, obispos, etc., y por los católicos que recibían toda su
formación a través de ellos, como era el caso del P. Joaquim. Por
esto, es una nueva aportación carismática del P. Joaquim a la Vida
Religiosa la que vincula no ya una congregación a esta espiritualidad,
sino el clero y el pueblo. En este sentido, uno de los obispos que más
se significaron en el Concilio Vaticano II, en promover la
espiritualidad del clero secular, escribió del P. Joaquim Rosselló que
había sido uno de los sacerdotes que más difundieron la devoción a
los SS. Corazones y que anhelaron la consagración del mundo a los
mismos[2]. Las
revelaciones de Sta. Margarita Mª. hablan del lugar especial de Francia
y de los jesuitas, en la devoción al Corazón de Jesús. El P. Hoyos
alude a España. El fundador del Apostolado de la Oración, P. H. Ramière,
difundió la idea del reinado social del Corazón de Jesús. Toda esta
pseudo-politización de esta devoción fue conocida por el P. Joaquim;
pero él nunca entró a en esto, si bien compartía los mitos de
Recaredo, Reyes Católicos, S. Ignacio, Felipe II, como paradigmas de la
Unidad Católica de España. En Francia había unos paralelos a los
mismos, para no hablar que allí nació este tipo de mitología
oratoria.
7.-
Otros elementos carismáticos de la Congregación
Por
otra parte, nuestra espiritualidad no proviene sólo de los SS.
Corazones. Hay en ella, además, unos referentes eclesiales que marcaron
nuestros orígenes y los condicionaron. El P. Fundador transmitió no sólo
un talante de amistad de
acogida con los presbíteros, sino que redescubrió el sentido funcional
o ministerial del presbiterio, muy apagado por una visión casi
exclusivamente cultual del mismo. El P. Joaquim fue creativo en la
proyección ministerial en clave misionera. Por esto, años antes de
fundar había articulado un equipo misionero, que tuvo su continuidad en
la Congregación. La fundación consistió realmente en dar una dimensión
comunitaria a ambos referentes espirituales: los SS. Corazones y la misión
presbiteral
8.-
Respuesta al individualismo y pluralismo de la sociedad liberal: una
nueva espiritualidad
Ante
la situación revolucionaria del s. XIX, el P. Joaquim hubiera podido
caer en el tremendismo, como los catalanes S. A. Mª. Claret, misionero
de primera fila y publicista inigualable, o el gran integrista Fèlix
Sardà i Salvany, ambos conocidos por el P. Joaquim. Posiblemente fue la
lectura constante de la Escritura que, en lugar de tirarle al
tremendismo le lanzó en un proyecto más esperanzado. “Dios desea
atraer a la humanidad, para comunicarle su felicidad...”[3]. Atracción y felicidad
son dos realidades que tienen una capacidad de renovar toda esta
espiritualidad. Como
otros fundadores o fundadoras, podía haber establecido actos y prácticas.
No las desconoció. Practicó los primeros viernes, repartía los
“Oficios del Corazón de Jesús”, difundió la “Coronita de
oro”, reformulada de una práctica italiana por el P. Gabriel Miralles
Pocoví, fomentó y animó a los Congregantes, en la Última
Exhortación, que dirigió a sus comunidades,
a establecer la Asociación de los Sagrados Corazones, fundada por
el mismo Miralles. Aspiró a que el mundo entero se consagrara a los SS.
Corazones. Pero su opción clara, aunque no formulada, fue por la
espiritualidad. Para que haya espiritualidad ha de haber praxis. Y la
vida del P. Joaquim lo muestra. Hay expresiones claras, pero no
vinculadas necesariamente a prácticas devocionales obligatorias para
todos igual. Por todo lo cual, podemos concluir que la respuesta del P. Joaquim a la llamada a promover la devoción del Corazón de Jesús y del de María fue una síntesis de los elementos mencionados.
9.-
La síntesis de la Congregación, desde 1969
La
Congregación realizó la primera síntesis propia, en el Capítulo
General especial de 1969/1970. Se partió de intuiciones y de
expresiones innovadoras del P. Fundador. Por ejemplo: Dios como quien
atrae a la humanidad, el Traspasado como expresión máxima del amor del
Dios que se entrega. En este aspecto, vamos aprendiendo a contemplar a
Dios destacando su misericordia; nos acercamos a Jesús como el
levantado, es decir glorificado y victorioso, como garantía de
esperanza definitiva, pero al mismo tiempo frágil, débil, pequeño,
como la mayoría de las personas de nuestra humanidad. Resaltamos la
cercanía de Dios en Jesús y el compromiso de éste para trastocar los
valores humanos y las opciones de las personas. María,
con su cántico, expresa cuáles son los sentimientos del Dios de la
Nueva Alianza, y cuáles son los suyos. Así la imitamos en su fidelidad
a su hijo Jesús. En
coherencia con lo anterior, se han desarrollado algunos aspectos de lo
que significa la felicidad que Dios quiere comunicar. Está claro que
esta felicidad culmina en el cielo. Pero el mensaje de Jesús, sus
actitudes, sus obras y sus palabras incluyen irrenunciablemente cambios
en la humanidad, ya para ahora. La teología católica ha luchado
decenios para proclamar que el mensaje de Jesús no es sólo escatológico,
es decir sólo para el más allá. Es un mensaje para aquí y hoy. Esta
afirmación tiene sus riesgos; pero no es posible afirmar que Jesús
habló para hoy, al momento de preparar la Iglesia, y cuando se trata de
sacar consecuencias para establecer unas nuevas relaciones humanas
prescindir de la fuerza de aquel mensaje, refugiándose en que esto
significa entrar en las realizaciones temporales. Sería como decir que
Jesús se desentendió de los pobres y que su corazón no les amó. La
pobreza, la tortura, la enfermedad, la ignorancia, la marginación, etc.
dañan ahora y en la mayoría de las personas las posibilidades de la
felicidad mínima, que se requiere para vivir con dignidad. La
llamada a la unión íntima con el Corazón de Jesús, hasta ser
introducidos por Él en la llaga de su Costado, proveniente de la mística
germánica queda todavía como un reto que pide un urgente desarrollo.
No olvidemos que el gran teólogo católico del s. XX, Karl Rahner,
resaltó la gran urgencia que tienen les cristianos de entrar en la
experiencia mística. En verdad, sin ella, el pluralismo que debe
enriquecer el mundo, puede convertirse en amenaza, con lo cual se
renuncia a tener corazón, o en ambiente en el cual se pierden los
valores, y entonces recaemos en la frialdad, que según el P. Joaquim
aleja de Dios.
Es
evidente, que da menos trabajo, complica menos la vida renunciar a los
valores carismáticos, que configuran esta reinterpretación de la
espiritualidad de los SS. Corazones. Devocionarios sobre el Corazón de
Jesús se compran barato; descender de la espiritualidad, muy exigente y
que compromete, y agarrarse a alguna hora santa ya editada es
expeditivo; renunciar a la ejemplaridad de los SS. CC. para la
Comunidad, tal como proponía el P. Fundador, resuelve problemas que
provienen del individualismo de siempre y del postmoderno.
11.-
Nuestro reto consiste en volver a la escena del Traspasado
Afiliarnos
a la comunidad de quienes le miran con nuevos ojos. Hacer un proyecto
compartido con el laicado de esta mirada mística. Nuclear una comunidad
de personas atraídas por Aquel que fue levantado (cf. Ju 12,32).
Apostar por la atracción sobre la imposición, por la riqueza de Jesús
y del Reino sobre el triunfo de las estadísticas y de la exhibición
eclesiástica. Atreverse a dejarnos poseer por la mística de la unión
con los Sdos. Corazones, en cuya profundidad conoceremos nuestro
interior y el centro de nuestra persona y de toda persona. Optar por
quienes optó Jesús, es decir, por todos, pero siempre empezando por
los pequeños, porque en ello el mismo Jesús estableció el criterio de
autenticidad para su seguimiento. Esta es la sempiterna frontera evangélica
para quienes forman la Iglesia de los atraídos por el Traspasado.
Cronológicamente,
hemos de mencionar en primer lugar, los Puntos
Básicos de nuestro Instituto, en DOCE,
pp. 3-19. Tengamos presente que los restantes documentos de este Capítulo
suelen tener una introducción que empalma con este giro de la devoción
a la espiritualidad de los SS.CC. Como
documento carismático asumido por las Congregación como norma,
mencionamos las Reglas 83.
Deberíamos aducir los Estatutos
de los Laicos Misioneros de los Sagrados Corazones y el Directorio,
ambos textos con elementos muy bien logrados.
Con todo, aquí apuntamos las siguientes líneas de fuerza que
encontramos en las Reglas: 1.-
Dimensión básica, que nos
une a todo el pueblo de Dios: la Vida Religiosa como desarrollo de la vocación bautismal, art. 34.
Tiene un sentido inclusivo, que abarca al laicado en general y en
particular a los Laicos Misioneros de los Sagrados Corazones. 2.-
Dimensión experiencial de la
comunicación con Dios, también con raíces bautismales. La filiación
de Dios. Se halla en las R 83,
Introducción histórica, pp.
16-17. 3.-
Dimensión comunitaria: el
modelo de la comunidad: los SS. CC. El estilo comunitario: la comunidad
apostólica, R 83, 3. 4.-
Dimensión misionera: para
encender el amor, R 2 y 4.
Revitalización del presbiterado en dinámica misionera, 69. 5.-
Dimensión escatológica, a
partir de una esperanza transcendente, R
84. 6.-
Dimensión histórica: para una
nueva humanidad. Un corazón nuevo, estilo nuevo, que mana de
nuestro Credo, R 15. Un ángulo
nuevo de la contemplación del corazón de Dios en la historia, desde
una comunidad nueva, porque ve con ojos nuevos.
La
publicaciones de la Congregación, sobre todo, en la Delegación del
Caribe, desarrollan estas líneas. Los Cuadernos
Muraho presentan ofertas muy conseguidas, en teología pastoral. Habría
que añadir las relecturas que hay en la revista Lluc, 70 (ns. 756-757, maig agost, 1990) con ocasión del Centenario de la Congregación y la que tenemos en
Bartomeu BENNÀSSAR, Aproximaciones
a algunos aspectos de la Vida Religiosa, en Retiro introductorio al XVI Capítulo General de los Misioneros de los
Sagrados Corazones de Jesús y María (Mallorca), Sant Honorat 5 de
Julio de 1999, son instrumentos muy válidos para encauzar una nueva
praxis de nuestra espiritualidad. La
presencia de la Congregación en Internet se orienta en esta forma nueva
y original de ver a Dios, a Cristo, a María y al mundo. En
cuanto a los signos que damos como Congregación, una parte
irrenunciable de la respuesta depende del grado de implicación que
tenemos en las presencias de frontera que asume programáticamente
nuestra comunidad. Josep
Amengual i Batle, 26 abril 2002
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