ITINERARIO HACIA EL FONDO DE LA MISERICORDIA

 

0. CARTA A LOS MAS AMIGOS

"Estimado amigo: Al fin te mando lo que me pediste, el itinerario vivido durante estos años en el Colectivo de "Engrunes" (en Barcelona, España)...

Va en forma de Carta como un instrumento de evaluación colectiva.  Se ha reflexionado en común, excepto las últimas páginas, aunque te aseguro que resumen nuestras vivencias de los últimos meses.

Todo traducido del catalán al castellano, lo que puede restarle un poco de espontaneidad.  Al principio pensábamos enviar dos relatos, éste de "Engrunes" y otro de Damián en el barrio de Nazaret (Valencia). Damián ha hecho suyo el nuestro y aportado sus reflexiones.  Así que pástalo como quieras.

A mí me parece que puede ser un aporte más o menos válido en nuestro mundo europeo; difícilmente se comprenderá en el vuestro, latinoamericano. Pero ahí lo tienes...

Relacionar todo esto con la doctrina del Traspasado es algo que supera nuestras fuerzas.

Los lectores dirán si está en la línea o no del Corazón de Jesús…

                                                             Román".                                                            

 

 

ITINERARIO                                                                                                       

 

 

Queridos amigos de Engrunes: Durante unas semanas habéis dedicado las reuniones de grupo a evaluar la experiencia del Colectivo. Ahora que yo he dejado mi trabajo en el Hospital después de dieciséis años, he pensado que yo también podría hacer mi reflexión sobre algunos aspectos del camino recorrido... y escribirlo en forma de carta para que sirva de material de base.

Todos nos planteamos las mismas preguntas: ¿Dónde estábamos cuando empezó Engrunes? ¿Dónde estamos ahora? ¿A dónde creemos que podríamos llegar?

 

 

1.  YO BAJE DESDE EL PODER

 

Sabéis que yo soy creyente en Jesús y que creo que el Evangelio ha de ser el punto de mira que dé sentido a la vida.  La vida religiosa y sacerdotal me había impuesto cargos de mucha responsabilidad e influencia, que me podían hacer "importante", según el criterio de la gente... Entonces el Evangelio me hizo ver que andaba un camino equivocado.  En el año 1971 renuncié a seguir en esta dirección. Llegué de Mallorca a Barcelona y me puse a trabajar primero de cerrajero  y luego en el Hospital En el servicio de urgencias pude conocer muchos sufrimientos, mucha miseria... Comprendí que las personas llevan a menudo llagas más profundas incluso que las de su enfermedad, más graves que la propia dolencia. Experimenté mucha compasión y me sentí más cerca del camino de Jesús de Nazaret.

Jesús me hizo entender que Dios está siempre de parte de aquéllos más llagados y sufridos... Pero me costaba descubrir en la práctica este modo de obrar divino.  Yo pensaba: ¿Cómo puede ser que Dios esté de parte de los pobres y de los heridos por la vida, si cada día descubro un número mayor de gente malherida? ¿Qué pasa? ¿Es un sueño mi fe, una ilusión?  Fue una crisis muy fuerte...

Yo residía desde 1973 con Joan Meliá en la Parroquia de San Mateo de Esplugues de Llobregat, que el Cardenal de Barcelona nos acababa de confiar. Una parroquia de reciente creación, que empezó su andadura con nosotros dos y el pueblo, en la periferia de Barcelona.  Teníamos las primeras reuniones en un Colegio que prestaba sus aulas.  Y con motivo de los encuentros de padres de niños de primera comunión, surgió un grupo de reflexión que buscaba la coherencia entre la vida y la fe.  Por más de 13 años nos reunimos los martes de cada semana.  A medida que transcurría el tiempo, se nos hacía más evidente que no encontraríamos la coherencia buscada, si nuestra vida no pasaba por un compromiso con los hombres en situación de miseria y pobreza. Le dimos muchas vueltas, preguntándonos si el compromiso había de ser individual o colectivo... Todas las propuestas excedían nuestras posibilidades.

Por fin, un misionero nos dio una pista con su testimonio: Podíamos hacer de traperos, y cuando alguien nos pidiera ayuda,en vez de darle limosna y buenas palabras, lo invitaríamos a trabajar con nosotros... ¡Quién sabe si como resultado del trabajo común -a más del dinero para vivir- podría recuperar el sentido de la vida y la esperanza!

Así nació el Colectivo de ENGRUNES en 1982.  "Engrunes" es una palabra catalana que significa "Migajas", los desechos de la mesa... Empezamos a recoger lo que otros ya no querían (ropa, papel, juguetes, cartones, muebles, objetos de cualquier clase ... )

Todo lo que se podía aprovechar como materia prima o cosas de segunda mano.  No lo concebimos como una obra asistencial más. Nuestro motivo serio y profundo no era ayudar a quienes pudieran necesitarnos, sino aprender a hacer camino con otras personas que -precisamente por su situación de llagadas y malheridas- nos ayudarían a conocer mejor al Señor, y a vivir nuestra fe.

Lo cuento como comenzó.  Y ahora voy a explicaros los pasos que di en este Itinerario hasta el día de hoy, y que todavía no sé a dónde me llevarán...

 

 

2.  LA MANIPULACIÓN COMO CUALIDAD

 

En Cornellá primero y después en Espluques, inicié una cierta convivencia con vosotros. A muchos os había conocido en el Hospital. Os confieso que en el primer momento quedé profundamente desconcertado.  Os encontraba egoístas, ibais siempre a lo vuestro; tercos y sobre todo desconfiados; a veces, incluso agresivos... La desconfianza era una constante.  Tenía la sensación de que siempre desconfiabais de mí y de Engrunes, en una actitud como de quien piensa: "¿Por qué lado me van a joder?"

Mi deseo de formar comunidad con personas que caminaran juntas, ¿era un sueño imposible?  Me reuní con otros que dicen ser entendidos en la materia (asistentes sociales, sicólogos, etc.), y mi desconcierto aumentó. Todos me dijeron que era necesaria la profesionalización, que no bastaba la buena voluntad.  Yo replicaba: "Pero es que Engrunes no quiere ser un grupo de rehabilitación; por lo menos éste no es su objetivo principal..." Simplemente quería hacer camino con vosotros, mientras quisierais, rehabilitados o no...     ¿Hay que ser profesional para esto?

Estos mismos profesionales me avisaron: "Cuidado, no te dejes manipular…  Esta gente tiene una habilidad innata para manipularle...  No te dejes pillar o estás perdido".  " ¡Pues sí que la he hecho buena!", pensaba yo.  Todavía me lo ponéis más difícil...  Y la verdad es que yo me sentía manipulado.  Me explicabais historias, por ejemplo, que llegaban al corazón; problemas gordos contados con medias verdades y medias mentiras.  Me exponíais necesidades: el alquiler del piso, recibos de la luz o del agua, etc.  "Dame dinero para hacerle un regalo a mi mujer, ya te lo devolveré".  Ni hacíais el regalo ni devolvíais el dinero.  Teníais que ir al médico, y no se iba.  Quizás ya habéis olvidado estas historietas, pero por aquel entonces a mí me tenían muy desconcertado...

¿Cuál era mi reacción?  Echaba mano de los recursos aprendidos en mi camino anterior: Comprensión, paciencia, "hacerme el sueco", dejarme engañar, perdonar, volver a empezar, esperar una oportunidad para aclarar los malentendidos, para haceros comprender que en el engaño los más perjudicados érais vosotros mismos... Todo lo probé: Callar, hacerme el listo, echaros una bronca... Ningún resultado.  La distancia entre nosotros aumentaba.  Tuve momentos de fuerte agresividad.  Llegué a pensar que podía iniciar un camino de rebelión... Me decía a mí mismo: "Esta gente no entiende mi lenguaje"... (Y yo creía que era estima por vosotros).  "¿Cómo es posible que no entiendan que les quiero sinceramente?"' (Sufrí mucho).

Tanto tiempo deseando encontrar un camino que me acercase a vosotros, y ahora que os tenía a mi lado, estaba perdido.  Resistía leyendo el Evangelio y comentándolo con los compañeros con quienes habíamos iniciado "Engrunes", y con los que se nos unieron más tarde... Nos preguntábamos: "¿Por qué sucede esto?... ¿Es que el Evangelio no dice la verdad cuando habla de vosotros, o soy yo que he de cambiar para leerlo de manera distinta?"

Poco a poco comprendí que por educación familiar, por el camino recorrido antes de trabajar manualmente, yo había crecido en una moral del bien y del mal.  Me habían enseñado lo que es verdad o mentira, lo justo o injusto, lo bueno o malo... ¿No será que estos puntos de vista me han marcado tanto que a todos juzgué según mis esquemas morales como gente mentirosa y manipuladora?

Aquí encontré la causa de nuestro distanciamiento.  Una de las primeras lecciones que vosotros me enseñasteis es yo me tenía por bueno y vosotros por malos, yo el poseedor de la verdad y vosotros los mentirosos...

No era extraño que no comprendierais mi lenguaje, que resultaba insultante. Yo estaba engañado pensando que era un lenguaje de amor, tejido de comprensión, de paciencia, de perdón, de misericordia... Pero mi corazón estaba todavía muy lejos de vuestra miseria y de vuestras llagas.  Yo había remarcado las distancias, aunque fuera con buena intención.  No sabía lo que era la misericordia.

Ahora lo veo como si en aquel entonces yo fuera por el mundo perdonándoos la vida.  Pretendía hacer camino con vosotros antes de cambiar mi corazón y cambiar los criterios que nos separaban.  Ahora digo que "los entendidos" y yo estábamos equivocados...

Vosotros no sois manipuladores, es decir: mentirosos, aprovechados que buscáis lo que os interesa mediante el engaño y pinchando los sentimientos ajenos... No. La llamada "manipulación" no es una categoría moral que descalifica a los pobres.  Es una cualidad, casi el único recurso que tenéis en algunos momentos para subsistir. ¿Con qué derecho yo -que no sufro vuestras necesidades- califico de vicio vuestras mañas para seguir viviendo?

Aquí se produjo el primer cambio entre nosotros.  Al miraros con un corazón distinto, di un paso muy importante hacia el fondo de la verdadera misericordia.

Es curioso que ya no contáis las historias de antes.  Cuando explicáis alguna, siempre es verdadera.  Yo aprendí a no ser tan perdonavidas, nos hemos hecho más amigos, se han suavizado las desconfianzas... Antes siempre éramos yo y los de arriba quienes determinábamos lo que convenía hacer.  Después encontramos un nuevo modo de hacer camino, y empezamos las reuniones de grupo, que posibilitaron unas decisiones tomadas entre todos.

 

 

3.  LA NEGATIVIDAD, CONDICIÓN HUMANA

 

Hasta aquí os he explicado dónde estaba yo situado antes de "Engrunes" y los primeros pasos decisivos con vosotros.  Pero todavía hay más.

A pesar del cambio, que he intentado explicar, había otro elemento que me desconcertaba: Vuestra negatividad ante cualquier tipo de propuesta que yo consideraba buena, que siempre os "cargabais".

Proponía una excursión.. Respuesta: "No interesa".  Celebrar la fiesta de navidad... Respuesta: "No vale la pena".  Amasábamos un cemento, y alguien saltaba: "Este material es malo, no endurecerá".  Al día siguiente el mismo pesimista andaba sobre el cemento, pero jamás decía: " ¡Ay!, me equivoqué, el cemento. ha fraguado..." Os podría aportar una larga lista de casos.  Cuando compramos la "masía" (que es una casona rural), decíais: "Será para la hermana de Román, no para nosotros... Cuando hayamos terminado la obra ya verás como se la venden".

Esto también me apenaba.  Os consideraba siempre negativos, lo llamaba "negatividad".  Comprenderéis que yo me sintiera perdido.  A pesar del cambio de óptica, seguía aplicando mi antigua moral: Trataba de romper vuestra negatividad, en vano.

Vosotros no os dabais cuenta de vuestras contradicciones, y yo me sentía incapaz de deshacerlas.  Entonces volvía a aplicar los antiguos y sacrosantos remedios: No desanimarme, actuar como si no pasara nada, mantener la esperanza, ser misericordioso... Me decía: "Cuando vean que la "masía" no se vende, comprenderán su equivocación..." A pesar de mi esfuerzo por disimular, me advertíais nervioso, de mala gaita, y esto se pega.  Vosotros erais muy sensibles a mi "mala leche"; os hacía daño.

Entonces volví al Evangelio. ¿Por dónde pasa el Reino de Dios en esta realidad humana? ¿Será por mi culpa? ¿Vuelvo a aplicar mis reglas morales?  Me parecía que sí.  Catalogaba todo esto como un mal comportamiento que debía corregir.

Al fin comprendí que era yo mismo quien había de seguir cambiando; estaba equivocado.  No quiero decir que sea bueno el que vosotros reaccionéis negativamente, pero tampoco malo.  Si ocurre tan a menudo, si cuando pasa no os dais cuenta, si sucede en tantos aspectos de la vida... ¿no será una manifestación de la condición humana? ¿Casi una necesidad biológica ... ? Os han propinado tantos golpes bajos, tantas traiciones... Desde muy jóvenes habéis mascado el fracaso... Algunos me habéis dicho: "Yo he tenido muy mala suerte en la vida".

Para ser franco, he llegado a creer que vosotros, para salir adelante, teníais necesidad de comprobar fracasos alrededor.  Si no vienen, los imagináis. ¿De verdad creísteis que yo acabaría vendiendo la "masía" del Colectivo, o que se la regalaría a mi hermana.? ¿Verdad que no?  Entonces esto indica que no se trata de maldad.  Es una expansión de vuestra condición de vida, como un movimiento reflejo.

Hablaros así, con la mayor sinceridad en mis palabras, tal vez os ayude a conocemos mejor.

Amigos, esto no es un reproche ni una acusación.  Intenta ser una explicación de una realidad vivida en "Engrunes". ¡Cuántas veces se ha dejado de pagar el alquiler, teniendo las pelas ... ! ¡Cuántas os habéis esforzado en mejorar la relación familiar, y por una tontería la volvéis a dañar!  Habéis enfrentado problemas engorrosos por descuidar un trámite a su tiempo, etc. ¿Se debe a la maldad?  No y no.  Yo lo veo como un talante adquirido, un callo resultante de tantos fracasos, que os hace pensar que ya no vale la pena... Total, ¡fracaso más o menos, tanto da!

Y, sin embargo, unida a esta óptica negativista, a esta necesidad de "cargaros" todas las propuestas... he descubierto en vosotros una serie de valores, de ansias de vivir, de aspiraciones profundas que forman parte también de vuestra persona.

Nunca os habéis "cargado" los valores de convivencia, libertad, dignidad de la persona, estima, justicia... Muy al contrario, sois muy sensibles a ellos.

Cuando dejé de catalogar la negatividad como mala conducta y empecé a verla como manifestación de vuestra persona, ya no necesité más esfuerzos de paciencia, de comprensión, para quereros... Di otro paso en el itinerario hacia el fondo de la verdadera misericordia.

 

 

4.  LA PERSONA ANTES QUE SU COMPORTAMIENTO

 

Vuestra negatividad ya no me pone tan nervioso.  Antes, cuando os "cargabais" algo, nos distanciábamos siempre... aunque me callase.  Si me cabreaba, peor, pues nos hacíamos daño mutuamente.  Mi conducta os confirmaba en que la vida tiene golpes duros.  Pero de un tiempo a esta parte ya no os "cargáis" casi nada.  Y si lo hacéis, queda más en palabras que en "mala leche" y fracaso.

Hemos dado un paso importante.  Ya no nos fijamos tanto en los comportamientos, juzgamos más a la persona por lo que es y no por lo que hace o cómo lo hace.

¿Qué ha pasado?  En mi camino anterior yo había aprendido a disimular los defectos y a representar el papel de hombre justo.  Vuestra realidad me ha hecho descubrir mi propia negatividad, Quizá yo no me "cargaba" las cosas tan abiertamente como vosotros, pero siempre he tenido mucha maña para encontrarle tres pies al gato . (defectos y peros en las propuestas ajenas ... ) A menudo lo primero que cuento son las malas noticias, etc.

Me parece que este largo proceso recorrido nos ha ido acercando, aunque mi carácter favorezca las diferencias.  Mi realidad y vuestra realidad se han encontrado, y descubrimos que el comportamiento no ha de ser el punto de referencia primero para convivir y caminar juntos.  Otra buena lección que he aprendido de vosotros; gracias.  No miente el Evangelio cuando habla de vosotros.  Soy yo quien debo cambiar mi manera de leerlo.  Sin saberlo, me habéis ayudado a cambiar también mi experiencia de Dios...

Permitidme que ahora exponga algunas cosas que podríamos desear como futuro inmediato o más lejano, y que resultan del descubrimiento antes dicho.

El primero podría ser que, si nuestra relación ya no se basa en el comportamiento sino en el valor de cada persona, entonces esto afecta grandemente a nuestra vida como grupo en "Engrunes".

Revolucionaría nuestro Colectivo si fuésemos capaces de comprender que no existe ningún comportamiento -por malo que parezca- sin su porqué, su causa o motivo... ¿No decíamos que la "manipulación" era mala y luego resultó una cualidad de los pobres en su lucha por sobrevivir?  Su porqué y su motivo es la supervivencia en un mundo tremendamente competitivo.  Derecho que no se puede negar a nadie.

Aquí ocurre lo mismo. ¡Si entre nosotros aprendiésemos a no culparnos!  En vez de tener que perdonarnos, no culpar a nadie.  Esto sí que sería un camino nuevo.

No hay culpas, sino engaños, malentendidos, trampas que nos tendemos (y son nuestros comportamientos).  Si creásemos un convencimiento colectivo de que nadie es culpable, ¿no hablaríamos y actuaríamos con más libertad?

Pongo un ejemplo: Cuando uno tiene necesidad de beber.... esto no lo veríamos como una culpa; buscaríamos su motivo.  Si nadie culpa, el que bebe no se sentirá culpable, no deberá esconderse ni hacer trampas.  Culpar, e incluso disimular con el silencio, es dejar solo al que siente la sujeción al alcohol; solo con su sufrimiento.

Si alguien tiene un problema con la justicia, hablemos de ello abiertamente en vez de culparlo.  Busquemos el motivo.

Si otro es remolón en el trabajo, en vez de ofenderlo, discutámoslo francamente y busquemos la causa.  Así no nos ofenderemos.  No hablar para acusar con el índice.  Hablar para señalar los malentendidos y engaños, como hago yo ahora con vosotros al confesaros las trampas en que caí.

Si las personas de "Engrunes" no son malas ni taradas... ¿Por qué tienen que serlo los demás? ¿Por qué tengo que decir que el mundo es malo, cuando yo soy comprensivo con mis fallos?  El mundo no es malo, solo está engañado.  Si el mundo fuese malo de verdad, y además engañado, la vida no tendría futuro...

Si aceptáis mi propuesta de no culpar a nadie de ahora en adelante, descubriríamos en "Engrunes" un estilo de vida que ilusiona, a pesar de las dificultades.

Yo tengo un sueño sobre nuestro Colectivo.  Para muchos nosotros somos un grupo que ha encontrado un trabajo, aprovechando las Migajas (las "Engrunes"), los desechos de los demás.  Pero sueño con que lleguemos a ser mucho más que eso.  Nosotros que hemos ido a tantas casas a recoger lo que nos dan, tal vez un día podamos darles algo infinitamente más importante y que ellos buscan sin encontrar, Vosotros -conmigo o sin mí- un día abriréis la boca para explicar a las gentes el proceso que hemos seguido, nuestro itinerario.  En una sociedad que engendra paro, marginación y miseria… yo sueño que vosotros podráis descubrir en "Engrunes" lo que vale la persona.  Que un día vosotros, malheridos y desheredados, ofrezcáis una alternativa de esperanza a la sociedad bienestante.

 

 

5.  LA PRIMERA PAGINA DEL EVANGELIO

 

Después que habéis pasado un mes entero comentando los puntos de mi Carta-Evaluaci6n, siento la necesidad de añadir dos números más a partir de vuestros comentarios.

El primero, sobre mis referencias a Dios y al Evangelio.  Os habréis dado cuenta de que nunca intento adoctrinaros en la religión.  No os pregunto si sois o no cristianos.  Pero yo os manifiesto claramente mi condición de creyente y cura.  Y ciertamente, para evaluarme y explicarme a mí mismo, no he podido dejar de hacer mención explícita de Jesús y su Evangelio.

No pretendía saber vuestra opinión sobre este tema, que no se trata en ningún apartado de la Carta.  Pero reconozco que es el hilo conductor de toda ella, como lo es de mi vida.  Sin preguntaros, me habéis dicho cosas como estas:

"Román nos habla demasiado de Dios".  "Habla mucho de Jesús y del Evangelio; son sus sentimientos, que queremos respetar".  "Está claro que hay una Iglesia de las pompas y otra de las personas..."

Son opiniones que me hacen pensar.  Después de tantos años de convivencia, de acompañarnos en el mismo trabajo, de intentar respetarnos y valorarnos mutuamente, de descubrir tantos signos y valores vuestros que para mí coinciden con los del Reino de Dios... Me pregunto: ¿Cómo he de interpretar vuestros comentarios a mis expresiones de fe? ¿Qué me decís vosotros acerca de mi Dios y de mi manera de entender el Evangelio de Jesús?

Porque yo no me resisto a creer que el mensaje de Jesucristo sea solo para mí, no para vosotros.  Vuestra reflexión sobre mi Carta me lleva a sospechar que si lo que vivimos juntos no despierta ningún interés por el mensaje de Jesús, entonces la causa debe de estar en mí más que en vosotros.

Es más.  Reconozco que yo no soy solo, sino que formo parte de un grupo unido por la misma fe en Jesús, que llamamos "Comunidad cristiana".  Juntamente con vosotros formamos el "Colectivo de Engrunes".  Yo os aseguro que esta fe es el motivo más fuerte que nos mantiene unidos en el deseo de caminar con vosotros.  Si vosotros os sentís a gusto en nuestra comunidad, en tantos aspectos distintos, pero justamente os quedáis indiferentes ante el que para nosotros es más fundamental: nuestra fe en Jesucristo... No podemos dejar de preguntarnos: ¿Por qué no interesa? ¿Por qué esta fe de unos nos distancia de los otros?

A nivel personal, puede que en mi vida yo me haya olvidado de la primera página del Evangelio.  He hablado y actuado guiado por las páginas que siguen a la primera, donde Jesús explica cómo tendrían que ser los hombres, su proyecto de hombre nuevo que lleva al gozo y a la libertad... Dice: Todos iguales.  Justicia ante todo.  Vivamos como hermanos.  Compartamos.  Oremos.  Celebremos.  Perdonémonos... Todo esto y más se halla en las páginas del Evangelio.  Y todo ello ha sido negado por la experiencia de la vida que tenéis.  Nunca os habéis "cargado" estos valores, pero no los experimentáis como reales y posibles.

Nosotros hemos descuidado la primera página.  Y ¿cuál es?  La que dice que Jesús vivió 30 años de su vida sin decir nada, 30 años aprendiendo a ser hombre, 30 años para aprender a conjugar el proyecto de Dios con la realidad de la condición humana, 30 años de seguir el itinerario que va hacia el fondo de la misericordia.

Jesús vivió primero en su persona todas las continuas contradicciones que nosotros vivimos: Dios nos quiere a todos iguales, pero cada día es mayor el abismo entre ricos y pobres.  Dios quiere justicia, pero nos hacen saborear la injusticia y opresión.  El ideal es la fraternidad, pero nos matamos continuamente.  Hemos de compartir, y todo el mundo busca lo suyo.  Oramos y celebramos, pero muchas cosas que se hacen en el templo disgustan a Dios...

Jesús tuvo que aprender antes una dura lección: La solidaridad con la debilidad humana para que el proyecto de Dios no se quedara en sueño, sino que se hiciera realidad en su Reino.  Jesús aprendió qué significa ser hombre y por dónde pasa el camino para llegar a ser persona.

 

 

6.  ACEPTAR MI Y VUESTRA DEBILIDAD

 

Esta es la primera página del Evangelio que muchas veces olvidé.  Caí en la trampa de pensar que Dios estaba ausente de las debilidades humanas, y lo cierto es que Él las ha asumido en Jesús.

He de aprender a vivir con vosotros nuestra común condición humana, como somos y no tanto cómo nos gustaría ser.  Si yo os escondo o disimulo mi miseria, me alejo del camino compartido... Aparento que ando con vosotros, pero me siento unos pasos por delante.  Hemos de encontrar la manera de sentir existencialmente que todos estamos hechos de la misma pasta.  Descubrir por los hechos de cada día que mi debilidad y la vuestra son iguales.  Esta experiencia nos hermana más que todas las buenas intenciones.

Si llegamos a comprender que los porqués de nuestros comportamientos son idénticos, que los míos tienen la misma raíz que los vuestros, que yo no soy de una pasta aparte, es posible que el mensaje de Jesucristo (que es la Buena Noticia para mí), suponga también para vosotros un camino de liberación.

Me educaron en una capacidad de control excesiva, en la habilidad de esconder mis debilidades.  Mi madre me decía: "Lo que no hagas por virtud, hazlo por educación".  En el seminario: "Si no eres santo, al menos parécelo..."

Yo siento, amigos, que esto me separa de vosotros que no escondéis nada y os manifestáis tal como sois.  Lo que yo soy es lo mismo que sois vosotros y somos todos.  Por aquí podemos iniciar el camino hacia el gozo y la libertad, que nace de asumir nuestra condición humana como Jesucristo.

¿No nos habrá pasado algo parecido en el grupo de creyentes de "Engrunes"? ¿No habremos puesto nuestro punto de partida más en el ideal que en la realidad humana? ¿No será por esto que la comunidad no acaba de cuajar?

Usar el ideal como instrumento de valoración tiene sus fallos, porque la realidad misma se encarga de ponerse más abajo.  Nuestro grupo, en consecuencia, se divide entre quienes tienen más habilidad para resaltar las "virtudes" y quienes presentan más las "deficiencias".  Colectivamente, hemos olvidado la primera página del Evangelio y nos hemos ilusionado con las siguientes.

Si Jesús parte de asumir la debilidad humana, ¿por qué nosotros hacemos el camino de otra manera?

Comprendo que he hecho una reflexión parcial, del aspecto concreto que más me punza.  He recargado el acento en el aspecto de miseria y debilidad, que son la parte del hombre que más olvido. Queda el otro aspecto del bien, de las aspiraciones profundas, que también Cristo asumió.  En mí probablemente "luce la virtud" y escondo la miseria.  En vosotros "luce" la miseria y se esconde todo lo bueno que poseéis.  Este cruce de cables dificulta nuestra comunión.  Podría hacernos creer falsamente que yo represento el bien y vosotros la miseria... La evaluación del itinerario que he seguido desde que empecé en "Engrunes" me hace comprender cuán equivocado sería este juicio, y qué lejos quedaría del Corazón de Jesús.

Ojalá que la debilidad y miseria que llevamos dentro, y que tanto nos estorba, se convierta en el punto de partida de un nuevo camino de vida y esperanza. Que podamos entender lo que Jesús dijo: "El Reino de Dios está cerca, está en medio de vosotros".

 

 

7.  NOTA BIBLIOGRÁFICA

 

También pueden leer del mismo autor y en la misma línea:

 

Romà Fortuny – Bartomeu Bennàssar, Exclosos... Per què? “Engrunes” una experiència integradora. Claret. Barcelona, 1996. (catalán)

Contenido: El relat d´una experiència.- Una reflexió per a l´experiència; Vivència essencial de donació humaníssima i samaritana, de misericòrdia profètica i entranyable, de taula incisiva, gratuïta i amistosa.

 

Romà Fortuny – Juan José Genovard, Els coixos caminen. “Engrunes” per una cultura de la no-exclusió. Claret. Barcelona, 1997 (catalán).- Los cojos andan. Claret (cast.).

Contenido: Una reflexió.- Per una nova ètica?.- El treball.- Educació.- Espiritualitat.

 

Romà Fortuny, Els exclosos reclamen espiritualitat. Cristianisme i Justícia. Barcelona, 2000.

                http://www.fespinal.com/espinal/catala/1quadeid.htm (catalán)

               

http://www.fespinal.com/espinal/castellano/2quadeid.htm (castellano)

                Contenido: De qué pobres y de qué espiritualidad hablamos.