I. ANÁLISIS DE LA REALIDAD: UN MUNDO SIN CORAZÓN

 

1. Magisterio Pontificio.

Tradicionalmente la devoción al Corazón de Jesús (CJ) ha partido del análisis de la realidad, como la respuesta más eficaz a los males de nuestro tiempo.

1.0. Bibliografía: Mons. Maurice Gaidon, "La civilización del amor, hoy", en Confirmaci6n y Desarrollo del culto al Coraz6n de Cristo. Congr. Int. de Toulouse, 1981. Inst. CJ. Madrid, 1982, pp. 115-133; Juan Pablo II, El Misterio Trinitario. BAC. Madrid, 1965.

1.1. Pío XII (Haurietis Aquas, 1956): "Vivamente estimulados por el anhelo de oponer un sólido dique alas perversas maquinaciones de los enemigos de Dios y la Iglesia y de hacer volver a la familia ya la sociedad al amor de Dios y del prójimo..." La devoción al Corazón de Jesús "es el remedio más eficaz para los males de nuestro tiempo".

Summi Pontificatus 69: "¿Acaso es posible encontrar una forma de piedad que sea superior al culto del sagrado Corazón de Jesús, que responda más perfectamente al carácter profundo de la fe católica, que sea más apta para satisfacer las necesidades actuales de la iglesia y del género humano... ? ¿Hay algo más eficaz que la caridad de Cristo que se mantiene y se incrementa de día en día mediante la devoción al Sagrado Corazón, para decidir a los fieles a plasmar en su propia vida la ley evangélica que... es la condición indispensable para establecer una verdadera paz entre los hombres?".

1.2. Vaticano II y Pablo VI. La Gaudium et Spes hace un análisis del mundo, subrayando algunos de los interrogantes que atormentan al hombre del s. xx. Este desequilibrio social "hunde sus raíces en el mismo corazón del hombre" (10). La humanidad ha perdido el Camino, la Verdad y la Vida y no sabe encontrar la brújula que conduce "a las fuentes de la salvación".

Investigabiles Divitias (1965): "La excelente y auténtica espiritualidad que exige nuestro tiempo, conforme alas normas insistentes del Concilio Vaticano II". "El culto al Corazón de Jesús ¿no será todavía el medio más eficaz para lograr la renovación espiritual y moral de este mundo, que el Vaticano II exige, y para cumplir provechosamente la misión que se os ha encomendado de contrarrestar el ateísmo?" (A los jesuitas, 07.11.1966).

1.3. Juan Pablo II Redemptor Hominis (1979): Los temores del hombre contemporáneo a finales del segundo milenio (15). ¿Progreso o amenaza? (16). "Gigantesco desarrollo de la parábola bíblica del rico Epulón y del pobre Lázaro". Mt 25 leído a nivel internacional. Derechos del hombre (17). Dives in Misericordia (1980): Imagen de nuestra generación (10). Privilegiada, pero con grandes sombras y des equilibrios. Evoca el cuadro de la GS (109-110). Después de 15 años de la conclusión del Concilio las tensiones y amenazas se han agravado. No se pueden nutrir las ilusiones de un tiempo (10). Gigantesco remordimiento de la humanidad incapaz de construir un mundo más justo. No basta con la justicia, hace falta la misericordia!

Dominum et Vivificantem (1982): Hace un dramático análisis en III P ,3. Da la impresión que toda la civilización actual queda reducida a un cuadro de muerte.

"Parece que las necesidades de nuestros hermanos nos desbordan... Los medios materiales se encontrarían. Muchas veces falta aquel medio principal que se llama corazón humano, sensibilidad humana, aquello que constituye también el centro propulsor de la fraternidad, de ser hermano para los hermanos; aquello que nos ha traído Jesús con su Corazón, con su amor" (Juan Pablo II, 03.01.1988).

La respuesta está en construir la Civilización del Amor de que hablaba Pablo VI, que se identifica con el reinado del corazón de Cristo. "Pío XII, Juan Pablo II: tres hombres, tres estilos, pero un único criterio que sabe encontrar los acentos proféticos para denunciar las locuras de una humanidad que bebe ávidamente en la cisternas agrietadas de un mundo, impulsado por los maestros de la sospecha, ha expulsado a Dios de su pensamiento, de su acción y de su corazón" (Gaidon, 117- 118).

2. Análisis de la realidad, hoy.

2.0. Bibliografía: R.H. Mora Lomelí, Analizar la realidad en América Latina. Cinep Bogotá, Centro de RT México, CIAS de Centro América y Centro Gumilla Caracas; A Quiroz, "Espiritualidad y teología en crisis", Christus 4-5 (1991) 9-11; R. Segundo, "La realidad, lugar histórico de la inserción", id. 13-14; M. Peresson, Análisis de estructura. Análisis de coyuntura. Ind. American Press. Bogotá 1989.

2.1. "Para algunos esta ESPIRITUALIDAD (del CJ) tiene el riesgo de ser un tanto alienante (retira de lo que hoy serían los compromisos auténticamente cristianos) y de acabar en definitiva encubriendo y enmascarando la realidad social de sufrimiento para tantos hermanos. La devoción al CJ poco o nada tendría que ver con la situación de desigualdad, injusticia, miseria y opresión que viven la mayoría de los hombres" (Quiroz, 10).

2.2. Sabemos que nuestra realidad está enferma, y que el análisis se hace imprescindible para encontrar el diagnóstico de las causas y su remedio. Pero hay que tener en cuenta las críticas que se hacen al "análisis eclesial" y procurar hacerlo lo más científico posible.

Críticas hechas por ej. a RD del Papa actual: "Su cabeza está a la derecha y su corazón a la izquierda, caso de muchos hombres de Iglesia formados en la lucha... Es esencialmente un moralista" (Le Monde, 16.03.79). "Hay en la carta una insistencia en la condena a los totalitarismos 'ateos', olvidando quizá toda alusión aciertos totalitarismos aparentemente' cristianísimos', en cuyo apoyo ha tenido la Iglesia alguna responsabilidad" (Vida Nueva 1172 {1979) 583).

El análisis estructural nos ayuda a comprender la organización de la sociedad en su complejidad. En nuestro caso concreto a comprender el funcionamiento estructural de nuestro capitalismo dependiente, así como la contradicción fundamental del sistema y el desarrollo de las condiciones objetivas para el cambio. Sí comparamos la sociedad aun árbol, se puede investigar la estructura de nuestra sociedad analizando lo económico (raíz), lo político (tronco) y lo ideológico (hojas).

El análisis coyuntural se refiere al momento actual concreto. Haciendo otra comparación, se dice que la estructura social es como el vientre activo de un volcán y la coyuntura como las erupciones que salen al exterior.

3. América Latina, cultura del corazón traspasado.

3.0. Bibliografía: I.M. Bonino, Jesús ni vencido ni monar- ca celestial. Tierra Nueva. Buenos Aires; R. Godoy-A. Olmo, Textos de cronistas de Indias y Poemas Precolombinos. Editora Nacional. Madrid, 1979; I. Reynés, "Espiritualidad de los traspasados" en Contemplar al Traspasado. San- to Domingo, 1990, p. 157-160; "La Biblia de los conquistadores y de los vencidos" y "Fray Pedro de Córdoba en RIBLA 12 (1992) y 16(1994); G. Stresser-Péan, "Les sacrifices par arrechemente du coeur dans l'ancien Mexique", en Le Coeur. Les Etudes Carmélitaines. DDB, 1950; I.E.S. Thompson, Historia y religi6n de loS mayas. Siglo XXI. México 1979, 3 ed.

3.1. Sobre el dorso del cocodrilo En el altiplano mexicano y entre los mayas de las tierras bajas se tenía la creencia de que la tierra estaba sobre el dorso de un cocodrilo que flotaba en el mar (Cfr Thompson, 268). La situación de Centroamérica -tan inestable y explosiva- requiere, todavía más si cabe, revisar la Espiritualidad y proyectar la pastoral desde el análisis de la realidad.

3.2. Encontronazo de dos cultura: 500 años.

Se cumplen ya 500 años del choque violento entre la cultura del corazón y la del cerebro.

"Flor y canto" ("IN XOCHITIL IN CUICATL ") era un difrasismo que resumía para los mexicanos todo lo gran- de y bello que puede pensar y experimentar el hombre: poesía, filosofía, religión, arrobo místico...

Veían la fiesta como participación en la divinidad, la guerra como liturgia divina, la sangre y los corazones como alimento de los dioses, el oro como puro adorno...

Canto de guerreros: "Comienzo aquí, yo cantor: de mi corazón brotan flores: con este bello canto agasajo al que da la vida al mundo.

Nada hay como muerte en guerra, nada cual muerte florida: la amó el autor de la vida. y quiere verla mi corazón.

Piedra de jade fina, joyel maravilloso, lo precioso entre los más precioso es tu corazón, oh dador da la vida, ¿cuánto pudiera decir a tu lado?" (Cf R. Godoy-A. Olmo, 90-92).

Los conquistadores representaban una cultura más cerebral, que adoraba el oro (excremento de los dioses), aborrecía la sangre bebida en el banquete y la derramaba abundantemente en la batalla.

Un templo atravesado por una flecha simboliza la conquista del mundo maya (cf Voces del Tiempo 1 (1992) 16).

3.3. ¿Culto a Jesús vencido y derrotado? "Este Jesús abatido no es más que la representación del indio vencido, de ese pobre de todos los pueblos en los que, desde Cortés, nada ha cambiado; es el miserable de los inmensos barrios bajos de todas las grandes ciudades... Todos encuentran una razón para resignarse a su suerte, y para aceptar su destino de pueblo vencido y abatido... La producción y la difusión de tales representaciones e imágenes corresponde al interés mismo del poder" (G. Casalis).

 

II. LA CIVILIZACIÓN DEL AMOR, QUE ES EL REINO DEL CORAZÓN DE CRISTO

 

1. La respuesta está en salvar la cultura del corazón.

1.0 Bibliografía: Inst. del CJ. El Corazón de Jesús en la enseñanza de Juan Pablo II (1978-1988). Madrid; M.ss.CC. Contemplar al que Traspasaron (Teología y Praxis desde el corazón). AdH. Santo Domingo, 1990. Especialmente: M. Soler, "Perspectivas para una cristología desde el corazón", pp. 13-43 y J. Reynés, "Espiritualidad de los traspasados", 153-167? J. Ratzinger, "El Misterio Pascual, raíz y objeto más hondo de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús", en Cong. Int Toulouse 1981, l.c., pp. 135ss.

1.1. La cultura del corazón.

Juan Pablo II ve el remedio en "pasar del culto del Corazón de Jesús a la cultura del corazón del hombre. El Evangelio nos enseña una profunda cultura del corazón del hombre. Los Santos son aquellos y aquellas personas que han conquistado, conseguido una suprema cultura del corazón: como ha hecho la Virgen María, con su Corazón Inmaculado. Todos nosotros debemos adquirir del Corazón de Jesús y del Corazón de María una profunda cultura de nuestros corazones... Cultura que abraza no sólo al cristianismo, sino al humanismo" (09.11.1986).

Nuestra sociedad vive descentrada, descorazonada, con el centro roto. La cultura invadente desde el centro del Imperio ha herido profundamente al latinoamericano en el corazón de su ser. El campesino fue educado en el respeto a la persona, en la valoración de la gente más por lo que hace que por lo que tiene, en las relaciones familiares y comunitarias...

Hay que volver a la fórmula unitaria de la antropología bíblica: El corazón es el hombre y el hombre es corazón (cfr RH 8). "El hombre se hace hombre a través del corazón. La técnica y el progreso no bastan para llenar su interior, no sirven para llevar a término la vocación del hombre" (A los dehonianos).

Cuando para decir Dios usamos la palabra Corazón de Jesús desarrollamos una antropología personalista y defendemos una cultura del corazón.

2. Construir la civilización del amor.

2.0. Bibliografía: M. Gaidon, "La civilización del amor, hoy" en Confirm y Desarrollo de culto al CC. 115-134; E. Glotin, "La verdadera reparación querida por el Corazón del Salvador", en El CJ en la enseñanza..., 359-369; L. M. Mendizábal, "El CJ en la enseñanza de Juan Pablo II", 1.c.309-336.

2.1. La civilización del amor.

"...Junto al Corazón de Cristo, el corazón del hombre aprende a conocer el sentido verdadero y único de su vi- da y de su destino, a comprender el valor de una vida auténticamente cristiana, a guardarse de ciertas perversiones del corazón humano, a unir el amor filial a Dios con el amor al prójimo. De este modo -y ésta es la verdadera reparación que pide el Corazón del Salvador-, sobre las ruinas acumuladas por el odio y la violencia, podrá ser construida la tan deseada civilización del amor, el reino del Corazón de Cristo" (Carta al P. Kolvenbach, Paray-Ie-Monial, 05.10.1986).

"...Hablando del Sagrado Corazón en una ocasión precedente, indicaba el valor y la práctica de la reparación como elemento esencial de esta devoción, estrechamente ligado al deseo ya las condiciones necesarias para la construcción de un mundo nuevo: " Así -y ésta es la verdadera reparación pedida por el Corazón del Salvador-, sobre las ruinas amontonadas por el odio y la violencia, podrá ser construida la tan deseada civilización del amor, el reino del Corazón de Cristo" (A los MSC, 08.09.1987).

En los Santos Padres la palabra reparare ya equivaldría a restaurare. El Superior General de los SJ hace un llamado a "reinculturar la reparación".

No basta la justicia, hace falta la misericordia. "¿cómo hablar de la misericordia en la época de Marx? ¿cómo hablar de corazón en la época de Freud? ¿Ni de humildad en la hora de Nietzche?" (Gaidon, 123). ¿Cómo se atreve a plantear que la solución a la crisis de nuestro mundo es la Civilización del amor? El mismo Papa avisaba en DM 7 que la mentalidad contemporánea siente alergia a la misericordia.

El programa debe responder al análisis exigente de la sociedad actual: "Es una sociedad en la que el trabajo serio, la honradez, el espíritu de participación en todos los órdenes y niveles, la actuación de la justicia y de la caridad, sean una realidad. Una sociedad que lleve los valores cristianos como el factor más fuerte de cohesión social y la mejor garantía de su futuro... Una sociedad en que estén a salvo y custodiados los derechos fundamentales de la persona, así como las libertades civiles y los derechos sociales, con plena libertad y responsabilidad, y en la que se emulen mutuamente en el noble servicio del país, cumpliendo así su servicio de los más pobres y de los más necesitados en el campo y en las ciudades. Una sociedad que avance en una atmósfera de paz y de armonía; en la que no extienda su dominio macabro la violencia y el terrorismo, en la que las injusticias y desigualdades no lleven a la desesperación a importantes sectores de la población y les induzca aun comportamiento que mina la fábrica social... Para llegar a esto que podemos llamar la civilización del amor (cf Puebla n.8)... encontraréis obstáculos graves..." (A los dirigentes de Colombia, 01.07.1986).

No faltan voces que temen que se identifique el llamado del Papa a construir la civilización el amor con la construcción de la ciudad humana. Esto traicionaría su pensamiento que la identifica con el reino del Corazón de Cristo y dice que es inseparable de la "verdadera reparación".

"No secularizando y reduciendo el Reino de Cristo, sino elevando la civilización del amor. El anhelo de esa verdadera civilización del amor adquiere entonces esta forma (que es la expresada por el Papa a loS MSC en el l.c.): 'La gente de hoy, en todo el mundo, suspira desesperadamente por un mundo nuevo y por un Corazón nuevo que lo anime y lo guíe" (L. Mendizábal en El CJ en la enseñanza..., p. 332).

3. La reparación hoy.

3.0. Bibliografía:

A. Sobre la reparación: C. Pozo, "La reparación al Corazón de Cristo y las nuevas tendencias cristológicas" en Cor Christi. I. I. CJ Bogotá 1980, pp. 547-556; "La teología del CJ en la actual crisis del pensamiento teológico", El Corazón de Cristo en el mundo de hoy. Apostolado de la Oración. Madrid, 1976, pp. 37-56; E. Glotin, "La verdadera reparación querida por el Corazón del M. Mendizábal, "Líneas para una teología de la reparación", Cor Christi 570-584; N. Hoffman, "Devoción al Corazón de Jesús y reparación", en Cristología y Devoción a Cristo. I.I.C.J. Bogotá, 1982, pp. 150-223.

B. Para la perspectiva de la TL. cf. algunos estudios publicados en Myterium Liberationis I y II. Ed Trotta. Madrid, 1990: I. Ellacuría, "El Pueblo Crucificado", t. II, 189- 216; C. Bravo, "Jesús de Nazaret, el Cristo Liberador", t.I, 551-574; J. Jiménez Limón, "Sufrimiento, muerte, cruz y martirio", t.II, 477-494; J. Sobrino, "Comunión, conflicto y solidaridad eclesial", t.II, 217-244.

3.1. Repensar la reparación hoy R. Segundo describe así el proceso seguido por la espiritualidad del CJ. Su núcleo central (la identificación del cristianismo con Cristo, expresada en su Amor Reparación) ha pasado por tres etapas:

Primera: Dimensión vertical.

Reparación a un Dios ofendido, herido en su honor por el pecado de los hombres. J. B. Libanio ha mostrado la influencia de la coyuntura política del siglo XVII francés en la presentación de un Cristo Rey-Sol enojado por la rebeldía de sus súbditos ("O amor misericordioso de coraçao de Cristo e a libertaçao integral do homem" en Um coraçao novo para um mundo novo. Ed. Loyola. Sao Paolo. Brasil, 1989).

Dicha línea entró en crisis con el Vaticano II, que centró la renovación litúrgica en el Misterio Pascual. La promoción del laicado favoreció una visión más positiva del mundo, la superación de los esquemas soteriológicos pecado-céntricos.

c. Bravo: Hay tres esquemas soteriológicos fundamentales, que son pecado-céntricos. Dios no aparece como Padre de Jesús y la salvación es un drama supra-histórico: a) Esquema de sacrificio ofrecido a Dios por los pecados. La pasión se orienta a "aplacarlo" y a purificarse por la vida, por los demás"; b) Esquema de la santificación sustitutiva, satisfacción condigna a Dios por las ofensas de los hombres. Enlaza con la idea de la solidaridad. Todos estamos implicados con todos. Jesús toma su lugar como cabeza y jefe de fila. Reparamos su proyecto en la historia, satisfaciéndolo (realizándolo suficientemente), curándonos con sus heridas; c) Esquema del pago de redención, coincide con la intuición popular: "Hay que pagar un precio por la libertad".

J.F. González Faus: El magisterio defiende que se siga describiendo el pecado como' ofensa a Dios' , a pesar de aparentes razones filosóficas en contra. Pero esto carecería de sentido si no se le añadiera que la' ofensa a Dios es el daño al hombre' . Por desgracia en Occidente la idea de pecado ha estado marcada por la ofensa directa ' a los dioses' , sin pasar por la mediación del hombre, lo que es una idea pagana.

Y en Christus 650-651 (1991)74 escribe: "No es el Padre quien necesita que el hijo muera para satisfacer su honor herido por el pecado. Son otros dioses los que necesitan esa muerte: el del Centro judío y el del Imperio, que se alían contra el Dios de Jesús, el Padre".

Segunda: Dimensión horizontal.

El Concilio dio un paso en la comprensión del Plan salvífico de Dios, cuya decisión de salvar a la humanidad es mayor que nuestros pecados. Lo que hay que reparar es este proyecto puesto en cuestión por la injusticia que mata al hombre.

La siguiente oración de un devoto del Señor Vishnú publicada por A. de Mello es un buen ejemplo de cómo ha subido la valoración de la misericordia: "Señor, te pido perdón por mis tres mayores pecados: ante todo, por haber peregrinado a tus muchos santuarios olvidando que estás presente en todas partes; en segundo lugar, por haber implorado tantas veces tu ayuda olvidando que mi bienestar te preocupa más a ti que a mí; y, por último, por estar aquí pidiéndote que me perdones, cuando sé perfectamente que nuestros pecados nos son perdonados antes de que los cometamos" (La oración de la rana, 1. Sal Terrae. Santander, 1988, p.6).

Tercera: Dimensión política.

Después de Medellín y Puebla se ha puesto de relieve que el Corazón de Jesús está herido sobre todo en la opresión del pobre y que hay que reparar al Traspasado en los traspasados. La espiritualidad del CJ es una de las riquezas de la religión del pueblo, a releer desde el Tiempo Moderno. Aquí el problema no está en si Dios existe, sino en cómo ama a los pobres (G. Gutiérrez). La Misericordia de Dios se hace organizada (analiza las causas de la opresión), eficaz (liberadora, y no meramente paternalista), toma partido ("la Gloria de Dios es que el pobre viva" O. Romero), tiene una dimensión política (un corazón nuevo para una sociedad nueva). J. Garibay, "Inserción de Jesús en su realidad" (Christus 4-5 (1991) 24-28): Nuestra meta no es la salvación final, en la otra vida, que por otra parte ya está asegurada a los que creen en él (La dev. al CJ es "prenda segura de salvación"). Tampoco la salvación en la tierra, considerada como conversión meramente interior (supuesta por la dev. al CJ como paso del corazón de piedra al corazón de carne, intercambio y trasplante de corazones). Más que de imitación se trata de seguimiento. Adherirse a Jesús como Mesías, iniciador del Reino, y proseguir su causa. I. Ellacuría (cf  "El pueblo crucificado", l.c.): "Cuando Pablo recuerda lo que falta todavía a la pasión de Cristo, está desechando una resurrección ahistórica que hace caso omiso de lo que está ocurriendo en la tierra". La "historización de la muerte de Jesús como pascua histórica' del reino de Dios" sería la forma de "reparación" que se impone en el Tiempo Moderno! El esquema pecado-ofensa-víctima-expiación-perdón "puede tener alguna validez para determinadas mentalidades y que expresa en sí mismo algunos puntos válidos, puede convertirse en evasión de lo que ha de hacerse históricamente para quitar el pecado del mundo". El esquema de perdón era imprescindible en un momento en que las conciencias estaban oprimidas por un cristianismo centrado en el pecado/ culpabilidad/ condenación. Este esquema no subrayaba ni la objetivación colectiva del pecado ni la acción humana necesaria para enfrentarlo históricamente. "Una nueva teología del pecado debe sobrepasar los esquemas expiatorios".

Deshistorizar la muerte de Jesús lleva a enfoques místicos, por evasión. "El muerto por nuestros pecados" no puede despacharse fácilmente por el camino de la víctima expiatoria que deja intacto el curso de la historia.

Jesús histórico no buscó de por sí ni la muerte expiatoria ni la resurrección, sino el anuncio del Reino hasta la muerte, lo que trajo consigo la resurrección. Jesús vio mejor antes el valor salvífico de su persona y de su vida que el valor salvífico de su muerte. Es su vida la que da sentido a su muerte. De ahí que sus seguidores no deben poner primeramente el centro de su atención en lo que es la muerte como sacrificio expiatorio, sino en lo que es la vida de Jesús. La continuidad no es puramente mística y sacramental, sino que se requiere la continuación histórica.

"La crucifixión del pueblo evita el peligro de mistificar la muerte de Jesús, y la muerte de Jesús evita el peligro de magnificar salvíficamente el mero hecho de la crucifixión del pueblo".

3.2. El símbolo del Corazón.

"Todo esto se puede simbolizar en el Corazón de Jesús. El símbolo recogerá entonces la historia y la acción de Dios, y nos impulsará a ella ya colaborar con El. El corazón será Evangelio. Al hablar del corazón nos preguntaremos por el núcleo del evangelio, por el centro de la vida de Jesús en su historia, por lo que fue lo último para él, por el lugar específico de la historia desde el que es posible colaborar con Dios, por los pobres, por el seguimiento de Jesús, por el Dios revelado por El aun en el Misterio. El Corazón de Jesús será un compromiso de transformar el mundo desde dentro y desde lo hondo del mundo, desde abajo: con y desde los pobres. Será la Misericordia puesta en acción" (Garibay, 24-25).

"Esto es lo que está expresado en la simbología del Corazón de Jesús: el fuego es pasión por la vida, que lo llevó hasta la Pasión, a la Cruz, que fue el sello de su vida, la consecuencia última de su opción por la misericordia; la corona de espinas es la corona de burlas con la que el poder señala al adversario más insobornable que ha tenido, y que más directamente incidió en su desenmascaramiento; la llaga es la evidencia simbólica del derramamiento de su vida hasta la última gota de su sangre; la sangre era el sello de la Alianza, por la que las tribus de Israel fueron constituidas como pueblo y como pueblo de Dios" (Bravo, 34).

J. Reynés re-interpreta el símbolo de los corazones traspasados en Contemplar al que traspasaron, 166-167.

Libanio ha expresado pedagógicamente lo que aporta la devoción del Corazón de Jesús a la lucha por la construcción de la nueva sociedad: "Las tres palabras Reinado, Corazón y Cristo son un programa del reino de esperanza para el pobre. Reinado expresa la dimensión de acción, de compromiso en la historia. De Cristo nos recuerda la dimensión escatológica de su reinado. Es un reinado salvífico-escatológico. Encierra una dimensión de presente y de futuro, de ya pero todavía no, de ensayo ahora y de realización plena futura. Y el término corazón viene a dar el carácter de este compromiso. Recuerda toda la dimensión de perdón, de ternura, de misericordia que no podrá faltar nunca en el proceso histórico. Es necesario luchar siempre sin perder la ternura" (l.c. 102).