1. Preguntas para situarse
"En
el tránsito del segundo al tercer milenio, Juan Pablo II ha decidido
hacer público el texto de la tercera parte del secreto de Fátima. La
primera y la segunda parte del secreto se refieren sobre todo a
la aterradora visión del infierno, la devoción al Corazón Inmaculado
de María, la segunda guerra mundial y la previsión de los daños
ingentes que Rusia, en su defección de la fe cristiana y en la
adhesión al totalitarismo comunista, provocaría a la humanidad. La decisión del Santo Padre Juan Pablo II de hacer pública la tercera parte del «secreto» de Fátima cierra una página de historia, marcada por la trágica voluntad humana de poder y de iniquidad, pero impregnada del amor misericordioso de Dios y de la atenta premura de la Madre de Jesús y de la Iglesia" (T. Bertone, Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe).
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2. La visión
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3. Consideraciones
Desde muy antiguo ha habido una doble postura en la Iglesia: La de los desconfiados acerca de visiones y fenómenos extraordinarios (como S. Juan de la Cruz, Sta. Teresa y los papas anteriores) que dicen: "Tienen el nuevo y el antiguo Testamento y el pastor de la iglesia que les guía: esto les baste para su salvación" (Dante).- La de quienes dicen que el Espíritu "se da sin límites", no sólo en los sacramentos y ministerios, en la reflexión de teólogos y biblistas, sino también en la vivencia del pueblo sencillo, con carismas ordinarios y extraordinarios (recogida en Lumen Gentium, 12). Fátima, desde luego, se queda en el campo de las revelaciones privadas: "El mensaje en cuestión no contiene nada que vaya contra la fe y las buenas costumbres; es lícito hacerlo publico, y los fieles están autorizados a darle en forma prudente su adhesión... Puede ser una ayuda válida para comprender y vivir mejor el Evangelio en el momento presente; por eso no se debe descartar" (Card. Ratzinger). (Usted es libre de pensar que se trata de una revelación muy importante o que hubiera sido mejor no airearlo. En ambos casos no le vendrá mal tener en cuenta los puntos siguientes.)
Con la ayuda de tres categorías bíblicas: profecía, signos de los tiempos, relato apocalíptico. "La
profecía en el sentido de la
Biblia no quiere decir predecir el futuro, sino explicar la voluntad de
Dios para el presente, lo cual muestra el recto camino hacia el futuro...
Lo esencial es la actualización de la única revelación, que me afecta
profundamente: la palabra profética es advertencia o también consuelo o
las dos cosas a la vez. En este sentido, se puede relacionar el carisma de
la profecía con la categoría de los signos de los tiempos, que ha
sido subrayada por el Vaticano II... En las revelaciones privadas
reconocidas por la Iglesia -y por tanto también en Fátima- se trata de
esto: ayudarnos a comprender los signos de los tiempos y a encontrar la
justa respuesta desde la fe ante ellos" (Card. Ratzinger). "Examinemos
ahora más de cerca cada imagen. El ángel con la espada de
fuego... representa la amenaza del juicio que incumbe sobre el mundo... El
hombre mismo ha preparado con sus inventos la espada de fuego. La visión
muestra después la fuerza que se opone al poder de destrucción: el
esplendor de la Madre de Dios, y proveniente siempre de él, la
llamada a la penitencia... Toda la visión tiene lugar en realidad
sólo para llamar la atención sobre la libertad y para dirigirla en una
dirección positiva... La visión habla más bien de los peligros y del
camino para salvarse de los mismos. Así
como de la muerte de Cristo, de su costado abierto, ha nacido la Iglesia,
así la muerte de los testigos es fecunda para la vida futura de la
Iglesia. La visión de la tercera parte del «secreto», tan angustiosa en
su comienzo, se concluye pues con un imagen de esperanza: ningún
sufrimiento es vano y, precisamente, una Iglesia sufriente, una Iglesia de
mártires, se convierte en señal orientadora para la búsqueda de Dios
por parte del hombre. En las manos amorosas de Dios no han sido acogidos
únicamente los que sufren como Lázaro, que encontró el gran consuelo y
representa misteriosamente a Cristo que quiso ser para nosotros el pobre Lázaro;
hay algo más, del sufrimiento de los testigos deriva una fuerza de
purificación y de renovación, porque es actualización del sufrimiento
mismo de Cristo y transmite en el presente su eficacia salvífica" (Card.
Ratzinger). (¿Que le parece una interpretación muy complicada? Pues así se leen las visiones apocalípticas de la Biblia para no perderse en un laberinto sin salida.)
Alguien ha escrito con sorna: "De esas cosas no se habla con los niños y una madre tendría que saberlo". Otro, más drásticamente, los ha pintado como víctimas de una "catequesis terrorista" y de un "masoquismo religioso" que los llevó a la muerte prematura o a la clausura. El papa, en cambio, ha beatificado a Francisco y Lucía y ha pedido a todos los niños que entren en "la escuela de Nuestra Señora". Ellos nos han dicho que Dios es una luz que arde, pero no quema. También nosotros debemos transformarnos en morada y, por lo tanto, en zarza ardiendo de Dios, como la Virgen. Esta aparece como una madre joven ("como si no tuviese más de 18 años") y dolida, que nos enseña a "consolar y alegrar a Jesús" ("que tan triste está por los pecados") y a tomar partido, porque la vida es como una batalla entre el Bien y el Mal. Los niños son quienes entienden este secreto y los mayores debemos cultivar un corazón de niño para comprenderlo (Mt 11, 25 ). (Espere un poco para acabar de juzgar)
"Es ciertamente tradicional, pero no integrista" (J. M. Alonso). Como todas las revelaciones privadas, tiene sus peligros cuando se le da más importancia que al evangelio ("Fátima no lo es todo", "Urge evangelizar a Fátima") o se emprenden cruzadas con algunos elementos aislados (infierno, castigos, destino divino de proyectos políticos, anti-comunismo, penitencia, devociones...). La Comisión Teológica ha procurado iluminar en sus justos términos el papel del papa: "En el viacrucis de este siglo, la figura del Papa tiene un papel especial. En su fatigoso subir a la montaña podemos encontrar indicados con seguridad juntos diversos Papas, que empezando por Pío X hasta el Papa actual han compartido los sufrimientos de este siglo y se han esforzado por avanzar entre ellas por el camino que lleva a la cruz... En la visión también el Papa es matado en el camino de los mártires. ¿No podía el Santo Padre, cuando después del atentado del 13 de mayo de 1981 se hizo llevar el texto de la tercera parte del «secreto», reconocer en él su propio destino? Había estado muy cerca de las puertas de la muerte y él mismo explicó el haberse salvado, con las siguientes palabras: «...fue una mano materna a guiar la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se paró en el umbral de la muerte» (13 de mayo de 1994). Que una «mano materna» haya desviado la bala mortal muestra sólo una vez más que no existe un destino inmutable, que la fe y la oración son poderosas, que pueden influir en la historia y, que al final, la oración es más fuerte que las balas, la fe más potente que las divisiones". (Aunque no podemos ocultar que este tipo de interpretaciones personalistas mal se avienen con el estilo bíblico antes citado, pues más bien realzan el providencialismo del papa actual y agotan la visión, que estaría abierta a todos los papas y cristianos del futuro si Pedro fuera el "obispo blanco".) Contra
una cierta interpretación "carismática" muy en boga, advierte
también: "Quien había esperado en impresionantes revelaciones
apocalípticas sobre el fin del mundo o sobre el curso futuro de la
historia debe quedar desilusionado. Fátima no nos ofrece este tipo de
satisfacción de nuestra curiosidad, del mismo modo que la fe cristiana
por lo demás no quiere y no puede ser un mero alimento para nuestra
curiosidad. Lo que queda de válido lo hemos visto de inmediato al inicio
de nuestras reflexiones sobre el texto del «secreto»: la exhortación a
la oración como camino para la «salvación de las almas» y, en el mismo
sentido, la llamada a la penitencia y a la conversión".
El secreto de Fátima (en sus tres partes, 1917) -complementado con las apariciones del ángel (1916) y con las apariciones que tuvo Lucía en Pontevedra (1925) y Tuy (1924)- se resume en las palabras del ángel: "Los sagrados corazones de Jesús y de María tienen sobre vosotros proyectos de misericordia". Precisamente en Fátima se celebró un Simposio internacional (1986) sobre la Alianza de los Corazones de Jesús y de María. ¿En qué consiste la devoción al Corazón Inmaculado de María en Fátima, de la que se ha dicho que "constituye su centro, su alma, su espíritu"? «Corazón significa en el lenguaje de la Biblia el centro de la existencia humana, la confluencia de razón, voluntad, temperamento y sensibilidad, en la cual la persona encuentra su unidad y su orientación interior. El «corazón inmaculado» es, según Mt 5, 8, un corazón que a partir de Dios ha alcanzado una perfecta unidad interior y, por lo tanto, «ve a Dios». La «devoción» al Corazón Inmaculado de María es, pues, un acercarse a esta actitud del corazón, en la cual el «fiat» —hágase tu voluntad— se convierte en el centro animador de toda la existencia ... Mi Corazón Inmaculado triunfará. ¿Qué quiere decir esto? Que el corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación de Dios, es más fuerte que los fusiles y que cualquier tipo de arma. El fiat de María, la palabra de su corazón, ha cambiado la historia del mundo, porque ella ha introducido en el mundo al Salvador, porque gracias a este «sí» Dios pudo hacerse hombre en nuestro mundo y así permanece ahora y para siempre. El maligno tiene poder en este mundo, lo vemos y lo experimentamos continuamente; él tiene poder porque nuestra libertad se deja alejar continuamente de Dios. Pero desde que Dios mismo tiene un corazón humano y de ese modo ha dirigido la libertad del hombre hacia el bien, hacia Dios, la libertad hacia el mal ya no tiene la última palabra. Desde aquel momento cobran todo su valor las palabras de Jesús: «padeceréis tribulaciones en el mundo, pero tened confianza; yo he vencido al mundo» (Jn 16,33). El mensaje de Fátima nos invita a confiar en esta promesa" (Card. Ratzinger).
Psicológicamente hablando, hay que incluir las apariciones entre los fenómenos alucinatorios, que no son necesariamente patológicos, pues también hay alucinaciones normales (A. Vásquez). "No son en absoluto simples expresiones de su fantasía, sino fruto de una real percepción de origen superior e interior, pero no son imaginaciones como si por un momento se quitara el velo del más allá y el cielo apareciese en su esencia pura, tal como nosotros esperamos verlo un día en la definitiva unión con Dios. Más bien las imágenes son, por decirlo así, una síntesis del impulso proveniente de lo Alto y de las posibilidades de que dispone para ello el sujeto que percibe, esto es, los niños. Por este motivo, el lenguaje imaginativo de estas visiones es un lenguaje simbólico..., pueden ser descifradas sólo a posteriori. A este respecto, no todo elemento visivo debe tener un concreto sentido histórico. Lo que cuenta es la visión como conjunto, y a partir del conjunto de imágenes deben ser comprendidos los aspectos particulares. Lo que es central en una imagen se desvela en último término a partir del centro de la «profecía» cristiana en absoluto: el centro está allí donde la visión se convierte en llamada y guía hacia la voluntad de Dios" (Card. Ratzinger). (Nota para los que se han frustrado: Demos gracias a Dios que nos respeta como criaturas libres y responsables (nos acompaña en la Historia), nos ama con pasión (sufre por nuestra salvación/felicidad) e interviene de muchas maneras (en Fátima y Guadalupe con su rostro más maternal) para que entremos en su intimidad (oración), cambiemos (conversión) y tengamos un futuro mejor (designios de amor). Jaime Reynés, M.SS.CC.
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